"A solas con mis notas, el corazón me late fuertemente y las lágrimas fluyen a raudales de mis ojos".
Giuseppe Verdi

sábado, 23 de mayo de 2009

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Música al azar

Varios compositores de mediados del S.XX experimentaron con una técnica de composición que estuviera basada en secuencias de sonidos no ordenados; en el resultado final de la obra intervendrían la improvisación a lo largo de la ejecución y el azar. Es la música aleatoria.

Ordenar fragmentos musicales mediante sucesivas tiradas de dados es algo que ya tentó a Mozart aunque para él fuera un mero pasatiempo musical. Sin embargo compositores como Jonh Cage y Stockhausen se lo tomaron muy en serio y abrieron un camino que hoy es muy fácil de recorrer gracias a las nuevas tecnologías.

Si pinchas en el siguiente enlace encontrarás un ejemplo muy evidente de cómo el azar puede determinar la forma última de una obra musical y de cómo las nuevas tecnologías pueden lograr una música "casi" infinita. Puedes intervenir en el resultado guiando el movimiento con las flechas que hay en la parte alta de la pantalla. Y no suena del todo mal...
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lunes, 18 de mayo de 2009

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Un siglo viajando con Albéniz





Isaac Albéniz murió el 18 de mayo de 1909; nos dejó las mejores obras para piano que compuso jamás un autor español.

A los cuatro años, el crío era un pequeño virtuoso y su padre lo presentó en público en lo que sería su primer concierto, que fue ni más ni menos que en Barcelona. No era aquel ambiente el que anhelaba Isaac, porque a los 13 años se escapó de casa, se coló en un barcó de polizón y viajó hasta América del Sur, donde trabajó como pianista en varios países. Después de volver a España, estudió en Europa con los mejores músicos del momento (Liszt, entre ellos) y conoció de la mano de Pedrell la esencia de lo que había de ser la música nacionalista española.

En París, Debussy y Fauré le iniciaron en una innovadora forma de hacer música (el impresionismo), que marcaría definitivamente su estilo, uniendo en sus obras el más hondo sentir de la esencia española con una técnica de composición vanguardista. Resultado: obras como Iberia , Suite Española, España, seis hojas de Álbum,... en las que hace un recorrido musical por nuestra geografía sin dejarse casi ningún sitio. La Suite española, por ejemplo, consta de cinco piezas para piano tituladas "Granada", "Cataluña", "Sevilla", "Cádiz" y "Aragón".
Músicos franceses y otros relevantes pianistas solicitaron al gobierno francés la concesión de la Gran Cruz de la Legión de Honor, que le fue concedida pocos días antes de morir. El niño aventurero logró dejarnos con su música demás del recuerdo de sus viajes, la admiración de los franceses hacia la música española... Que no es poco.
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domingo, 17 de mayo de 2009

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La ópera sobrevive

La ópera gana público en los últimos años. Parte de la culpa la tienen los directores de escena, que han renovado los montajes. Pero ¿cómo afecta esto a los cantantes? Algunos nos cuentan su experiencia en El País (16-5-09):

El mundo de la ópera hace 30 años, vivía una preocupante decadencia y se había convertido en un mundo cerrado condenado a soportar los caprichos de los divos. En los últimos años los directores de escena atrevidos han acercado y renovado el interés por la ópera entre un público más amplio.


Esto a la larga, ha hecho sobrevivir al género dotándolo de más espectacularidad, pero esos mismos directores deben respetar, además de la partitura, cuestiones físicas. No se puede cantar en según qué condiciones o posturas. Son muchos los intérpretes que se quejan : "En los 10 años que llevo de carrera, el poder de los directores de escena ha ido en aumento... No tienen en cuenta que lo más importante es que se escuche la voz y si estás subida a una escalera a punto de caerte igual no es lo más apropiado. Es necesario respetar la profesionalidad de los que están en el escenario", asegura Mariola Cantarero. Los cantantes de las generaciones más jóvenes están más abiertos. Ellos han convivido con las propuestas arriesgadas y las recreaciones con naturalidad.

La era audiovisual ha cambiado también radicalmente el concepto de la ópera. Los divos de hoy están permanentemente expuestos. Muchos se entregan a ello, como Karita Mattila, que cantó Katia Kabanova rodeada de agua y sobre cajas de madera. "Estuve a punto de tirar la toalla porque la mayor parte de mi actuación la pasaba empapada y podía perder el equilibrio. El agua no estaba fría, pero cuando llevas horas mojada, lo único que deseas es salir corriendo", aseguró Mattila cuando estuvo en Madrid. A esta cantante no le importa aparecer desnuda en escena. Pero, para ello, se prepara. Estuvo dos meses acudiendo a diario al gimnasio y recibiendo clases de baile para hacer una Salomé en el Metropolitan. "Me cuesta perder kilos, pero si un director me lo pide y me gusta el papel, lo hago".

José Manuel Zapata, tenor, ha llegado a disfrazarse de abejorro para un montaje de El barbero de Sevilla . El ambiente en el equipo fue estupendo. Divertido. La propuesta en Basilea gustó al público y llenaron 25 funciones. “De lo que se trata es de no herir sensibilidades. Los cantantes de ópera no podemos cerrarnos, hay que escuchar y probar".

A veces los cantantes son rechazados por su físico y más después de que las discográficas hayan empezado a apostar por el negocio de los DVD y las retransmisiones en cines: el aspecto físico puede imponerse frente a la calidad musical y la ópera podría caer en el falso glamour de las pasarelas.

La tentación de ampliar públicos a cualquier precio tiene sus consecuencias. El público de la ópera todavía es muy conservador y quiere que la protagonista de La traviata muera en la cama y no en un balcón", afirma Antonio Moral. Aun así, la cosa está cambiando, opina Calixto Bieito: "Hay dos tendencias claras, la conservadora, que todavía existe, y quienes quieren ver cosas nuevas, que son cada vez más". Pero no hay que asustarse ante las protestas de los más reacios a la renovación: "Los abucheos se oyen más que los bravos, pero no por eso son más numerosos ni hay que darles más importancia".
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viernes, 8 de mayo de 2009

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Impresiones. Pintura y Música.


Impresión: sol naciente, Monet


El movimiento impresionista se desarrolló en Europa a partir de la segunda mitad del S. XIX. La forma de pintar de un grupo de artistas fue bautizada por la crítica como Impresionismo de forma irónica y burlona debido al cuadro de Monet titulado Impresión: sol naciente. Los "impresionistas" concebían su obra como un intento de plasmar la luz (la "impresión "visual) y el instante (la "impresión" del momento), sin reparar en la identidad ni el detalle del objeto.


El Impresionismo musical es un movimiento que surgió al final del S.XIX y principios del S.XX; da mucha importancia al timbre (el color del sonido) para conseguir diferentes efectos y atmósferas, y al ritmo, que se diluye en una sucesión de impresiones. Se relaciona de esta manera con el Impresionismo pictórico, que conseguía las imágenes mediante pequeñas pinceladas de color.

Venecia de noche, Monet

El parlamento de Londres, Monet

El Sena en Asnières, Renoir

El impresionismo fue casi una técnica de composición que utilizaron la mayoría de los grandes compositores de principios del S.XX en un momento u otro de su carrera. El único que permaneció siempre fiel al estilo fue Debussy, autor al que debemos los fragmentos musicales que acompañan esta entrada.










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miércoles, 6 de mayo de 2009

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Ópera y canelones











El fragmento anterior es la obertura de una de las óperas que dio fama a Gioacchino Rossini (1792-1868). Nacido en Pésaro (Italia) es uno de los más populares compositores de ópera del S. XIX. Sus éxitos con El Barbero de Sevilla (1815) y sobre todo con Guillermo Tell (1829), fueron tan grandes que se pudo permitir el lujo de descansar de la composición para dar rienda suelta a su verdadera pasión : la gastronomía .



Era tal su fervor por la buena mesa que se dice que en toda su vida lloró únicamente en dos ocasiones: a la muerte de su padre, y cuando se le cayó por la borda del barco un pavo trufado. Situación comprensible, si tenemos en cuenta, que para Rossini la trufa era "el Mozart de las setas".
Dicen que era tal devorador de macarrones, que al parecer se gastó una fortuna intentando montar una máquina para hacerlos . Aseguraba que para cocinarlos era imprescindible una pasta de calidad, una mantequilla excelente, buena salsa de tomate y un sabroso queso parmesano. Tras cocer la pasta, y una vez que los macarrones quedaban lo suficientemente grandes, casi como canelones, les inyectaba foie-gras con una jeringuilla y los volvía a poner a calentar al horno Ésta es la receta inspiradora de los Canelones que en todas las cartas de los restaurantes se denominan Canelones Rossini.
Para Rossini el sábado era una día excepcional, pues invitaba a cenar a dieciséis personas a su casa. Los invitados debían vestirse con traje de gala, mientras él utilizada una zimarra (especie de sotana larga) y su corbata iba mantenida con un broche de un medallón de Haendel. El esmero que Rossini ponía en estas cenas, se reflejaba no sólo en las especialidades culinarias que servía, sino también en el refinamiento de la vajilla y de la decoración de la casa. Su esposa Olimpia jugaba un papel muy importante en estas cenas; ella asistía con una gran dignidad y pretendía ser honrada igual que su marido; sólo era necesario que alguno de los invitados no le devolviese un cumplido para ser borrado de la lista del siguiente convite.
Por si alguno se anima a emular a Rossini (haciendo canelones, no componiendo música) aquí están los secretos de su "obra maestra":

CANELONES ROSINNI
El relleno de carne se debe hacer salteándola con foie fresco, en una proporción de un 20 por ciento de la carne, algo de trufa y dos "gotas" de vino dulce.
La bechamel se ha de hacer aprovechando la grasa que queda en la sartén tras saltear la carne picada, el foie y la trufa.
Ya con los canelones en el horno, con el parmesano rallado por encima, a medio tiempo, espolvorearemos por encima un poco de ralladura de trufa.
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