"A solas con mis notas, el corazón me late fuertemente y las lágrimas fluyen a raudales de mis ojos".
Giuseppe Verdi

viernes, 27 de marzo de 2009

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Pedro, el lobo... y la chispa de la vida

La música es un elemento fundamental en la publicidad, ya que potencia las imágenes y el mensaje del spot. A la hora de elegir la música, los publicitarios pueden optar por música original para el anuncio o por música prestada para él.


No es infrecuente que música publicitaria acabe convirtiéndose en un éxito mayor que el producto anunciado; suele consistir en una melodía breve y pegadiza, llamada jingle, que puede permanecer en nuestra memoria durante años y por ello ser utilizada periódicamente por las marcas publicitadas como reclamo comercial. Un buen ejemplo de ello son los anuncios de Navidad, época en la que siempre vuelve a casa vuelve un turrón con la misma melodía o en la que unas famosas muñecas se dirigen infatigables a un portal para hacer llegar a un niño su cariño y su amistad. Por todo pasa el tiempo menos por las natillas que llevan años y años alimentando a generaciones de deportistas al son de la misma melodía.

A veces los creativos publicitarios incorporan música culta en sus anuncios. Es bastante complejo encontrar un fragmento breve y lo suficientemente llamativo como para que pueda captar en unos segundos la atención de público de todas las edades, pero esta música "más elaborada" es una fuente de la que beben con éxito algunas marcas. En una entrada anterior ya vimos dos anuncios en los que la música de Mozart era el elemento fundamental; en el spot que aparece a continuación la música es un arreglo de Pedro y el lobo de Prokofiev, compositor ruso del S.XX que compuso esta obra pretendiendo ilustrar musicalmente un cuento para niños. Seguro que conocéis el anuncio, pero ahora ya sabéis el título y autor de la música. La "culpa" la tiene María, alumna de 4º de ESO, que me hizo la sugerencia para esta entrada. Gracias.




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