"A solas con mis notas, el corazón me late fuertemente y las lágrimas fluyen a raudales de mis ojos".
Giuseppe Verdi

lunes, 16 de marzo de 2009

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Lascia ch'io pianga.Canta Farinelli.

Lascia ch’io pianga
La dura sorte
E che sospiri la libertà.
Si escuchamos Lascia ch’io pianga viendo las imágenes que en la película Farinelli, il castrato acompañan a este framento de Rinaldo, podemos comprender algo muy importante sobre la ejecución musical: el intérprete debe transmitir un sentimiento auténtico y es entonces cuando el espectador realmente "escucha" la música, cuando comparte con el cantante, con el pianista, con el músico, un momento de carne de gallina, de algo en el estómago, en la cabeza...algo que no sabemos explicar. Transmitir emociones. Ése es el papel del músico.

Parece que poco sentimiento se puede añadir a una de las más conmovedoras arias que escribió Haendel, pero las imágenes lo consiguen. Vemos reflejados en la mirada del protagonista el dolor, la rabia y la dignidad que estamos escuchando. La solemnidad y la contención del acompañamiento orquestal parecen un freno del que la voz quiere escapar continuamente. Pero al final alcanza esa libertad, y entonces somos capaces de "entender" la emoción con la que se compuso y con la que se interpreta. Emociones que se desbordan al final en una acrobacia vocal como si hubiésemos contenido las lágrimas durante mucho tiempo y no nos fuera posible retenerlas más.
La emoción. Quien no la percibe (y la ve) en la música, no tiene alma.


1 comentario:

  1. Muchas gracias Rocío!!
    Me ha gustado mucho, gracias por emplear tu tiempo en esto, te lo agradezco!

    Isabel

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